No hay luz sin que nos acompañen en el viaje, porque aguantamos la linterna un rato, pero a veces es pesada y cuesta sostenerla entre las manos, otras manos vendrán y no seré yo quien ilumine el camino, sino aquellos que lo anden conmigo.
Si realmente tengo luz es porque estoy debajo de la farola.
La fuerza de mis pies sale de tus manos.
Jo, Depaz...
ResponderEliminarMe encanta cuando escribes así...
Siento envidia ¿puedo decirlo? ;)
Hazlo más a menudo (escribir), porque los regalos "celestiales" deben compartirse...
Un beso.
gracias, Berni
ResponderEliminarEres un sol, intentare estar mas a menudo por aqui.
un beso.