Todos los emparejados antes o después tienen una, es el momento en el que uno quisiera estar siempre en otra parte, con otra persona con la que poder hablar de la situación, aunque en oídos de otro no será la situación, solo cuando estáis los dos se transforma y se convierte en ella.
Cuando llega, ese día la ves entrar por la puerta y crees oírla diciendo: he vuelto.
La situación que desestabiliza y en la que nunca se llega a un acuerdo, pero al igual que el resto de cosas que compartes, pulula por aquí, da vueltas y se enreda con los años, se encaya o se disipa dependiendo del momento.
Si hay amor, se intenta en vano solventar ese tema que, desde que nos conocemos no entendemos, no compartimos y no respetamos, solo sobrevivimos a el, le apartamos y seguimos.
No perder lo que tengo al margen de la situación, no caer en ella, no dejarla entrar, ignorarla, si, durante un tiempo, pero siempre vuelve...
Las esquinas en las ciudades son uniones de calles, sitios desde los que esperar o que te esperen, lugares para encontrarte con el otro.
Siempre vuelve, pero también puedes insistir en hacer siempre lo mismo: pegarla una gran patada en las posaderas... y hasta la próxima...
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Calma y ánimo.
Un beso.